Una de las personas claves de este proyecto y por lo que me decidiera a intentarlo a hacer es una persona llamada Javier Muñoz. En otro momento comentaré cómo nos conocimos y quién nos presentó. En un proyecto de estas características pasas por momentos malos y las dudas surgen pero leo el mail que me envió Javi y pienso que no hay nada que me impida hacer esta película.
“…Una cosa más. En mi vida como guionista, he tenido un par de momentos decisivos. No tienen nada que ver con el éxito o el fracaso, sino con lo que sentí mientras escribía. Ese primer momento fue en el 2004. Entonces escribí un western, que nunca se filmará seguramente, en el que volqué una historia de amor vivida en mi adolescencia. Aquel guión me hizo crecer mucho y en él escribí lo que sin lugar a dudas son mis mejores escenas de amor. En el 2007 tuve otro momento decisivo. Escribí Sicarius, que espero dirigir algún día, y en él también volqué mucho de mí, en este caso mis demonios internos, y todo el odio que se puede llegar a sentir hacia esta sociedad cínica que nos ha tocado vivir.
Si el guionista y el director se emocionan, entoncés lo imposible se vuelve improbable…
Si la intención de compartir la emoción con el publico surge, entonces lo improbable se vuelve posible..
Si el entorno, el publico desea sentir vuestra emoción, entoncés lo posible se hace realidad
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Este mail de Javier describe lo que yo también sintió: Que esta historia es especial. Es la primera vez que quiero contar una historia de gente cotidiana, que uno sin querer se reconoce en ellos y redescubres tus propios sentimientos más elementales.
Por otra parte es una historia que está en la memoria colectiva, y cada espectador tiene una idea sobre lo que ocurrió ese 11 de Marzo.
No es tarea fácil pero si ilusionante
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